- Nadie puede descubrirnos más de
lo que descansa dormido a medias en el amanecer de nuestro conocimiento.
-
- El pedagogo que camina a la
sombra del templo en medio de los discípulos no les ofrece su sabiduría, sino
más bien su fe y su afecto.
-
- Es mas, si es sabio de verdad no
les pedirá que entren en la casa de su sabiduría sino que les guiará hasta el
umbral de su propio espíritu.
-
- El astrónomo puede hablaros de su
comprensión del espacio, pero no puede daros el oído que detiene el ritmo ni
la voz que le sirve de eco.
-
- Y el entendido en la ciencia de
los números puede hablaros de los valores del peso y de la medida, pero no
puede conduciros a ella.
-
- La visión de un hombre no cede
sus alas a otro hombre.
- Y así como cada uno de vosotros
se halla sólo ante el conocimiento de Dios así debe cada uno estar sólo en su
comprensión y en su conocimiento de la Tierra.
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- Khalil Gibran
-
-
Fragmentos de Cartas
de
-
Khalil
Gibran a Mary Haskell
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- De Khalil Gibran a Mary Haskell, 31 de octubre de
1911.
¿ Sabrás qué significa quemarse,
arder en un inmenso brasero, sabiendo que este incendio está transformando en
cenizas todo lo malo, y dejando en el alma sólo lo que es
verdadero?
- ¡ Oh, no
existe cosa más bendita que este Fuego !
-
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- De Khalil Gibran a Mary Haskell, 21 de abril de
1920
- El amor es
consciente de sí mismo. Es un impulso creativo; no tiene otro propósito más
que bastarse a sí mismo.
- El ser humano
es perfecto en sus imperfecciones.
- Debo aceptar
que, cuando alguien se mueve muy lentamente en determinada dirección, se debe
a que es la única manera que tiene de recorrer ese camino. Lo mismo ocurre con
el amor.
-
-
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El Rey Sabio de Gibran khalil
Gibran
- Había una vez un rey sabio y poderoso que
gobernaba en la remota ciudad de Wirani.
- Y era temido por su poder y amado por su
sabiduría.
-
- En el corazón de aquella ciudad había un pozo
cuya agua era fresca y cristalina, y de ella bebían todos los habitantes,
incluso el rey y sus cortesanos, porque en Wirani no había otro
pozo.
-
- Una noche, mientras todos dormían, una bruja
entró en la ciudad y derramó siete gotas de un extraño líquido en el pozo, y
dijo: -De ahora en adelante, todo el que beba de esta agua se volverá
loco.
-
- A la mañana siguiente, salvo el rey y su gran
chambelán, todos los habitantes bebieron el agua del pozo y enloquecieron, tal
como lo había predicho la bruja.
-
- Y durante aquel día, todas las gentes no hacían
sino susurrar el uno al otro en las calles estrechas y en las plazas
públicas:
-
- -El rey está loco. Nuestro rey y su gran
chambelán han perdido la razón. Naturalmente, no podemos ser gobernados por un
rey loco. Es preciso destronarlo.
-
- Aquella noche, el rey ordenó que le llenasen un
vaso de oro con agua del pozo.
- Y cuando se lo trajeron, bebió copiosamente y
dio de beber a su gran chambelán.
-
- Y hubo gran regocijo en aquella remota ciudad
de Wirani, porque el rey y su gran chambelán habían "recobrado la
razón".
-
-
-
La
Paz
- La Tempestad, se apaciguó tras arquear las
ramas de los árboles y reclinar todo el peso de su furia sobre el cereal de
los campos. Las estrellas surgieron como maltrechos resabios de truenos
lejanos, y el silencio ganó el espacio como si la Naturaleza nunca hubiera
librado su batalla.
-
- En ese momento, una joven mujer penetró en su
habitación, y se hincó de rodillas junto al lecho gimiente. Su corazón
desbordaba de agonía, pero pudo finalmente despegar los labios y decir:
"¡Oh! Señor, haz que regrese a
salvo al hogar. He Agotado las lágrimas y nada más puedo ofrecer, oh señor
magnánimo y misericordioso. Mi paciencia se ha consumido y la calamidad busca
apoderarse de mi corazón. Sálvame,
-
- Oh Señor, de las tenaces garras de la Guerra;
líbralo de la Muerte despiadada pues está a merced de los poderosos.
¡Oh Señor! salva a mi amado que es Tu hijo, del enemigo que
también es Tu enemigo. Desvíalo del sendero impuesto y guíalo hasta las
Puertas de la Muerte; deja que me vea, o ven y llévame con
él".
-
- Un joven entró serenamente. Tenía la cabeza
cubierta por una venda empapada de la vida que se le
escurría.
-
- El joven se le aproximó recibiéndola con
lágrimas y risas; luego tomó su mano y se la llevó a los labios
encendidos.
-
- Y con voz impregnada de lejana tristeza, de la
dicha del reencuentro, y de la incertidumbre de su reacción, le dijo: "No
temas, pues yo soy la causa de tus ruegos. Alégrate, que la Paz me ha traído a
salvo hasta ti, y la humanidad nos ha devuelto lo que la codicia intentó
quitarnos.
-
- No te entristezcas; sonríe, amada mía. No te
asombres, pues el Amor está dotado
de poder para alejar a la muerte, y de
encanto para conquistar al enemigo. Soy tuyo.
-
- No me contemples como a un espectro que emerge
de la Morada para visitar la Morada de tu Belleza.
-
- No temas, pues ahora soy la Verdad, surgida del
fuego y las espadas para revelar a los míos el triunfo del Amor sobre la
Guerra. Soy la Palabra que anuncia el comienzo de la dicha y la
paz.
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- Luego el joven enmudeció; sus lágrimas hablaban
el lenguaje del corazón. Los ángeles de la Dicha rodearon aquella morada, y
los dos corazones recobraron la unidad que les había sido
arrebatada.
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- Al alba los dos permanecieron de pie en medio
de los campos, contemplando la belleza de la Naturaleza herida por la
tempestad.
-
- Tras un silencio profundo y reconfortante, el
soldado miró el sol naciente y dijo a su amada: "Mira, la Oscuridad está dando
a luz al Sol".
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Fragmento de "Alas Rotas"